A pesar de las anunciadas muertes de Calibán por la crítica latinoamericana de los últimos tiempos, Calibán aún vive. El libro de Carlos Jáuregui, Canibalia. Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina, de reciente reedición1, confirma la buena salud del monstruo de cara al siglo XXI e ilumina una nueva constelación de figuras2 que a partir del caníbal del Diario de Colón, las crónicas de Indias y los mapas renacentistas, abarca, entre muchas otras apropiaciones, la del Calibán del Modernismo hispanoamericano y el Antropófago del Modernismo brasileño, la del Caliban caribeño y el sujeto consumidor posmoderno en el discurso cultural, y entre éstas, y sin contornos precisos, la de una variedad de figuras contiguas.