En la actualidad, los diseñadores de los países latinoamericanos nos preguntamos cómo podemos colaborar en la construcción de la escala de valores que se relacionan con el respeto a la vida, al entorno, a nuestras costumbres y a nuestros deseos como colectivo social. El diseño puede aportar, desde su especificidad, importantes testimonios y evidencias –centrados en qué hacemos y en cómo lo hacemos– que justifican el cambio de mirada sobre nuestros orígenes y sobre nuestro destino como naciones.