Entre dos terremotos que sacudieron a Chile, en 1985 y 2010, transcurre la historia que Zambra escribe con un lenguaje narrativo que busca la palabra justa en una estructura breve y eficaz, atravesada por una intensidad poética. Las vivencias de infancia, desde la dictadura a la democracia, son el telón de fondo para una historia que el narrador califica como “la novela de los padres”, añadiendo un tono polémico a la experiencia vivida. Recuerdos e imágenes se combinan con el relato de la construcción de la novela, a modo de diario, desde la perspectiva de la “literatura de los hijos”. En esta ficción autobiográfica Zambra focaliza y resignifica el pasado, poniendo en tensión el registro documental con la libertad de la ficción.