Condición social y feminización del profesorado de educación básica
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Fecha:
1988Publicado en:
Revista de educación. 1988, n. 285 ; p. 249-266Resumen:
Se ha registrado una alta tasa de crecimiento en el profesorado, especialmente hasta comienzos de los años ochenta. A partir de la Ley General de Educación de 1970, era obligatorio escolarizar a toda la población en edad de EGB y esta era numerosa por la alta tasa de natalidad que existía. En la actualidad el sistema educativo demanda menos profesores, registrándose una tendencia al estancamiento de los efectivos. La escolarización de la población es total entre los seis y los catorce años, y se están logrando altas tasas entre cuatro y seis años y catorce y dieciséis, por lo que extendiendo la escolarización obligatoria entre cuatro y dieciséis años tampoco la demanda entre profesionales va a ser significativa. Situación distinta sería si se redujere el número de alumnos por aula, se dota a los centros de profesorado de apoyo, se escolariza adecuadamente a los alumnos con deficiencias, se planta la educación de adultos. Factores importantes cara a una política de calidad de la enseñanza. Por otra parte, en España los índices de natalidad han sufrido un notable descenso. Asimismo, la edad del profesorado en ejercicio es media, por lo que la entrada en el sistema de jubilaciones y bajas biológicas es normal. En definitiva, este conjunto de variables hacer que la profesión de maestro no tenga una línea expansiva cara al futuro. Si a esto se añade el elevado número de estudiantes de magisterio, se explica la alta tasa de paro entre estos titulados. Tendencia común con los países de nuestro entorno, alta tendencia de feminización de la enseñanza básica y también en Europa: Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña y también, Estados Unidos y Rusia. No ocurre lo mismo en secundaria, ni en la universidad y cabe entender el hecho de la feminización de la enseñanza como indicador de la pérdida de prestigio y al consideración social de la profesión de maestro. Si se mejora el estatus y prestigio de la profesión resultará más atractiva para los hombres. Es esencial que el oficio de enseñante deje de ser un oficio blando, sin tecnología, artesanal, difuso. Mientras que cualquier persona instruida crea poder convertirse en enseñante, la profesión docente se encontrará en situación de inferioridad social respecto a otras profesiones.
Se ha registrado una alta tasa de crecimiento en el profesorado, especialmente hasta comienzos de los años ochenta. A partir de la Ley General de Educación de 1970, era obligatorio escolarizar a toda la población en edad de EGB y esta era numerosa por la alta tasa de natalidad que existía. En la actualidad el sistema educativo demanda menos profesores, registrándose una tendencia al estancamiento de los efectivos. La escolarización de la población es total entre los seis y los catorce años, y se están logrando altas tasas entre cuatro y seis años y catorce y dieciséis, por lo que extendiendo la escolarización obligatoria entre cuatro y dieciséis años tampoco la demanda entre profesionales va a ser significativa. Situación distinta sería si se redujere el número de alumnos por aula, se dota a los centros de profesorado de apoyo, se escolariza adecuadamente a los alumnos con deficiencias, se planta la educación de adultos. Factores importantes cara a una política de calidad de la enseñanza. Por otra parte, en España los índices de natalidad han sufrido un notable descenso. Asimismo, la edad del profesorado en ejercicio es media, por lo que la entrada en el sistema de jubilaciones y bajas biológicas es normal. En definitiva, este conjunto de variables hacer que la profesión de maestro no tenga una línea expansiva cara al futuro. Si a esto se añade el elevado número de estudiantes de magisterio, se explica la alta tasa de paro entre estos titulados. Tendencia común con los países de nuestro entorno, alta tendencia de feminización de la enseñanza básica y también en Europa: Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña y también, Estados Unidos y Rusia. No ocurre lo mismo en secundaria, ni en la universidad y cabe entender el hecho de la feminización de la enseñanza como indicador de la pérdida de prestigio y al consideración social de la profesión de maestro. Si se mejora el estatus y prestigio de la profesión resultará más atractiva para los hombres. Es esencial que el oficio de enseñante deje de ser un oficio blando, sin tecnología, artesanal, difuso. Mientras que cualquier persona instruida crea poder convertirse en enseñante, la profesión docente se encontrará en situación de inferioridad social respecto a otras profesiones.
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