[spa] Que arquitectura y pedagogía se influyan mutuamente ya no se discute, sino que es una
verdad asumida por la modernidad desde hace ya más de un siglo. No obstante, el asunto
parece haber caído en el olvido en las últimas décadas. Debido a ello, nos encontramos ante
espacios escolares que no responden a las pedagogías que deseamos implantar en las escuelas,
y que por lo tanto influyen negativamente en el auge de la educación contemporánea en
general.
Hoy en día necesitamos más que nunca que la educación sea el motor renovador de una
sociedad obsoleta, que nos encarriló en la vía sin salida e insostenible ante la cual se
encuentra el planeta entero. Por lo tanto, es de primera necesidad reunir, a partir de mañana
por la mañana, todas las condiciones que fomenten el florecimiento de una nueva era
educativa, inclusiva, integral y holística. La arquitectura escolar es una de las mayores de
estas condiciones.
Siendo arquitecta y a la vez futura docente, mi objeto en este trabajo es múltiple. De un lado
pretendo contribuir, modestamente, a una reconcienciación; sumándome a trabajos actuales
que apuntan en este sentido. Para ello clarificaré cómo y en qué medida pedagogía y
arquitectura se condicionan el uno al otro. Por otro lado, propongo ayudar a definir las
necesidades espaciales de una pedagogía para hoy, así como posibles estrategias
arquitectónicas para responder a éstas. Para realizarlo, se revisó lo mejor de la arquitectura
escolar, tanto del lado del pedagogo como del lado del arquitecto, para encontrar en estos los
vínculos existentes entre pedagogía y arquitectura y, de este modo, reinterpretar el material
encontrado en necesidades espaciales y estrategias arquitectónicas para definir una
arquitectura escolar para la pedagogía contemporánea.