Experiencias y vivencias de las familias de los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual vinculadas al CAIVAS-ICBF. “De la indignación a la resiliencia
Trabajo de grado - Pregrado
2014
Universidad de Cartagena
Durante el proceso de prácticas en CAIVAS, he podido vivenciar el dolor y la impotencia de madres y familiares de los niños, niñas y adolescentes que visitan el centro en busca de una atención integral. Es evidente ver en sus rostros el desespero y la impotencia después de ver a sus hijos e hijas pasar por la situación de violencia, es un momento importante que se debe intervenir desde las herramientas que como trabajadores sociales poseemos. Ver a las madres y padres como víctimas sujetos de derechos, y no como padres descuidados que no estuvieron pendientes de sus hijos. “Todo fue mi culpa, yo solo quería que ampliara su grupo de amigos en el conjunto, que compartiera con sus amigos, yo no pensé que esto pasaría, mas cuidarla no podía. Por su condición que ella es especial siempre tuve mucho cuidado, y paso esto…” (Entrevista realizada a madre de adolescente con discapacidad cognitiva de 17años víctima de violencia sexualatendida en CAIVAS). Es innegable como se naturaliza la situación de abuso y se atribuye a la falta de protección de los padres, es en este momento en medio de lágrimas, angustia e incertidumbre, donde se interviene como un consejero y orientador, tratando de lograr un cambio de mentalidades, haciendo ver a los familiares que el único culpable es el victimario, quien en su ejercicio de poder y aprovechándose de la condición de la adolescente logra involucrar a la menor en su vida sexual, satisfaciendo sus necesidades.
En entrevista con el padre de la adolescente se logra evidenciar ciertas características de los jóvenes que violentaron a la joven. “Esos muchachos viven en el conjunto, y todas las tardes se sientan en la esquina a molestar. No hacen nada todo el tiempo pasan molestando, hace poco partieron el vidrio de la ventana e insultaron a mi esposa porque se enteraron que la niña nos había dicho, pero uno no se atreve a decir nada, porque son capaces de hacernos un daño” (Entrevista realizada a padre de adolescente con discapacidad cognitiva de 17años víctima de violencia sexual atendida en CAIVAS). Los victimarios nunca se apersonan de la situación, creen que tiene derecho de cometer un delito sexual, solo por no ser a la fuerza, aprovechándose de la condición de discapacidad de la adolescente. Lo que es indignante es que el victimario solo procede a esperar el juicio, mientras que la víctima se ve en la necesidad de salir de su hogar, o la familia completa para proteger a la niña del delincuente. Como practicante de Trabajo social de CAIVAS, he podido alcanzar logros académicos con un aprendizaje significativo que trasciende la práctica, es un efecto que cambia de manera infalible el pensar y el sentir frente a tan grave asunto como lo es la violencia sexual. Este sentimiento de angustia que se empieza a desencadenar en cada familia, también empieza a brotar en mi interior, liberando inquietud, ganas de querer transformar la realidad y prevenir que este tipo de problemáticas se sigan presentando. En esta experiencia, me he convertido en una persona donde madres llenas de tristezas, ven en mi escucha un lugar de refugio, alguien que les escucha por un momento, que se desprende de sus actividades para darle importancia a su relato doloroso, que si bien no borra la grave herida que sus lágrimas refleja, pero que brinda apoyo y esperanza de que la situación mejorará, y se logrará superar. “Esto fue una experiencia muy dura para mí, pero me ha servido. Porque de esa experiencia he aprendido muchas cosas que me han dado fuerza y valor para seguir adelante, y como persona que soy a veces ignoraba muchas cosas” (Entrevista realizada a madre de adolescente de 12 años víctima de violencia sexual atendida en CAIVAS). En medio del dolor, la tristeza y la indignación, las madres presentan una actitud resiliente que permite garantizar una tenacidad impresionante que estas madres generan en este tipo de situaciones complejas. Pero que a su vez, refleja la negación del grave delito que se ha cometido con su hija.
Es en estos momentos de desconcierto, donde la intervención se aprovechaba para orientar a las familias a mirar las relaciones positivas conflictivas que se generaban en su interior, promoviendo una evaluación de las relaciones actuales de la familia, para que ellos detecten estrategias, con el fin de mejorar y trabajar en familia para la creación de un espacio familiar que permita una garantía del restablecimiento de derechos de la niña o adolescente víctima. Cada caso se convirtió en una experiencia de vida que marcó mi proceso de prácticas, y a su vez un espacio que brindo herramientas para atender el siguiente, desde el trato a la familia y el abordaje con el menor. Cada vez que se lograba interactuar con el niño o niña, era necesario preparar palabras que demostraran comprensión, apoyo, respeto y esperanza, para no revivir ese hecho traumático que para entonces ya había causado un grave daño en su integridad personal. La experiencia de trabajar con madres, padres y sus hijas víctimas, ha generado en mi ser como profesional el deseo de trabajar por esta población, generando estrategias más incluyentes que brinde la integración del menor con su familia en casos extremos donde es necesaria la separación de un niño menor de 5 años de su medio familiar. Una de las experiencias que más ha marcado mi proceso de práctica, fue vivenciar la separación de una menor de 3 años del lado de su madre. Fue necesario dibujar en mi cabeza las expresiones de tristeza y dolor de esa madre al separase de su hija, y ver la lagrima inocente que recosolución más justa, pues realizaba un balance entre la situación de impacto que causaba el abuso, y la que causaba la separación de su madre. Sin duda son experiencias que estremecen, que motivan a brindar una atención que reivindique al sujeto, que lo haga sentir digno y respetado, para que logren entender que todas las acciones que se realizan es por el bienestar del niño o la niña. Como practicante de trabajo social en CAIVAS he despeñado un papel importante, en el acompañamiento y el apoyo de las familias, brindado intervenciones que permiten una educación del sujeto, donde se dan cuenta de la importancia de trabajar con sus hijos desde el interior del hogar, ya que es en este en donde se presentan de manera repetitiva la mayoría de los delitos sexuales. Cada intervención genera en la experiencia profesional un granito de aprendizaje, para la playa de experiencia que hay que cultivar, cada caso, cada madre y padre con los que tuve la oportunidad de interactuar marcó en mí el profundo deseo de trabajar para prevenir la situación de violencia. Siendo una motivación alentadora ya que la preocupación no es solo de la madre sino del padre, al ver como su hija ha sido vulnerada y ver la impotencia de el por no haberlo podido evitar. “Eso para mí es como si me hubieran enterrado una puñalada, es una cosa terrible, por eso yo no confió en nadie. Eso es falta de educación, mi hija tenía miedo, fue la más chiquita de 5 años la que me dijo porque la niña no se atrevía a decirme nada por miedo, él la tenía amenazada…”(Entrevista realizada a padre de niña 8 años víctima de violencia sexual atendida en CAIVAS). Los padres se sienten culpables por no poder haber evitado la situación de abuso en sus hijas, la idea de ellos a sus familias es de protección, al no poder cumplirrría el rosto tierno de la dulce niña. Mi mente y mi pecho se llenaron de angustia al no poder encontrar una solución más justa, pues realizaba un balance entre la situación de impacto que causaba el abuso, y la que causaba la separación de su madre. Sin duda son experiencias que estremecen, que motivan a brindar una atención que reivindique al sujeto, que lo haga sentir digno y respetado, para que logren entender que todas las acciones que se realizan es por el bienestar del niño o la niña. Como practicante de trabajo social en CAIVAS he despeñado un papel importante, en el acompañamiento y el apoyo de las familias, brindado intervenciones que permiten una educación del sujeto, donde se dan cuenta de la importancia de trabajar con sus hijos desde el interior del hogar, ya que es en este en donde se presentan de manera repetitiva la mayoría de los delitos sexuales. Cada intervención genera en la experiencia profesional un granito de aprendizaje, para la playa de experiencia que hay que cultivar, cada caso, cada madre y padre con los que tuve la oportunidad de interactuar marcó en mí el profundo deseo de trabajar para prevenir la situación de violencia. Siendo una motivación alentadora ya que la preocupación no es solo de la madre sino del padre, al ver como su hija ha sido vulnerada y ver la impotencia de el por no haberlo podido evitar.
“Eso para mí es como si me hubieran enterrado una puñalada, es una cosa terrible, por eso yo no confió en nadie. Eso es falta de educación, mi hija tenía miedo, fue la más chiquita de 5 años la que me dijo porque la niña no se atrevía a decirme nada por miedo, él la tenía amenazada…”(Entrevista realizada a padre de niña 8 años víctima de violencia sexual atendida en CAIVAS). Los padres se sienten culpables por no poder haber evitado la situación de abuso en sus hijas, la idea de ellos a sus familias es de protección, al no poder cumplir
eso con sus hijos(a) se sienten que desprotegieron a su familia, y empiezan a pensar en cómo habría sido si él hubiese estado más pendiente. Es necesario desarrollar espacios de participación e integración familiar, donde se recuerden los derechos que tienen los niños, para generar espacios de debates y así lograr que estos no sean vulnerados, ni objeto de omisión en la sociedad. Es para trabajo social una gran apuesta generar espacios de reflexión, educación con el fin de lograr un cambio, para iniciar a transformar las mentalidades de la sociedad y dar a conocer la problemática de la violencia sexual. La profesión está en la responsabilidad de liderar procesos de cambio, de movilización que permite un empoderamiento social, logrando así el respeto de los derechos de los NNA, e impulsando desde la responsabilidad política un hacer ético que garantice un verdadero cambio en la realidad social. Cada acción que se realice debe ir mediada por los principios éticos que sustenta nuestra profesión, generando así aportes con garantía de eficiencia que posicionarán a la profesión como clara, transparente y agente de cambio.
Tesis (Trabajador Social) -- Universidad de Cartagena. Facultad de Ciencias Sociales y Educación. Programa de Trabajo Social, 2014
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