Oportunidades de comercio e inversión entre América Latina y Asia Pacífico: el vínculo con APEC

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Oportunidades de comercio e inversión entre América Latina y Asia Pacífico: el vínculo con APEC

Resumen

Si bien las actividades comerciales y de inversión entre América Latina y el Caribe y Asia-Pacífico se han recuperado tras la crisis asiática y continúan expandiéndose, gracias, sobre todo, al gran incremento de las corrientes comerciales con China, los vínculos económicos birregionales en general siguen siendo débiles o reflejan una escasa diversificación del comercio. Para la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, Asia-Pacífico aún es un mercado sin explotar, a pesar de su impresionante desempeño en áreas como el crecimiento, el comercio internacional, la inversión extranjera directa, la modernización tecnológica y la capacidad de innovar, y de las crecientes reservas internacionales que posee. La dinámica actual de la demanda agregada de los países de Asia-Pacífico, principalmente China, ofrece oportunidades sin precedentes a la región de América Latina y el Caribe en el ámbito productivo y exportador, tanto de productos básicos como de manufacturas y servicios. Las autoridades de América Latina y el Caribe deberían redoblar los esfuerzos para identificar y aprovechar las nuevas oportunidades y ampliar las potenciales complementariedades de sus países. En los últimos años se han llevado a cabo importantes análisis relativos a la naturaleza y el alcance de la cooperación entre las dos regiones, sin embargo, estas iniciativas no han logrado institucionalizar el diálogo político de alto nivel ni llevar a la práctica planes y programas dirigidos al fortalecimiento de los lazos económicos, políticos y culturales entre ambas regiones. No existe suficiente conciencia acerca de la importancia del comercio y la inversión birregional y han existido pocas estrategias coordinadas entre países o agrupaciones regionales tendientes a estrechar los vínculos comerciales y de inversión con Asia- Pacífico. El acercamiento de América Latina y el Caribe a esa región ha sido esporádico y poco sistemático, y se ha limitado a la conclusión de acuerdos bilaterales de libre comercio. Hasta hace poco, la integración regional de Asia-Pacífico se centraba en la prosperidad de sus corrientes comerciales intrarregionales, impulsadas por las complementariedades productivas y comerciales cada vez mayores de los sectores manufactureros de los diferentes países. El comercio intraindustrial (es decir la importación y exportación por parte de un país de productos similares, pero no idénticos) aumentó significativamente a medida que se explotaron de manera más eficiente las ventajas específicas de las cadenas productivas y de comercialización. Este proceso de integración de facto (impulsado por el mercado) en Asia-Pacífico se ve ahora reforzado por la integración de jure (impulsada por los gobiernos) y las intensas relaciones productivas y comerciales se complementan con acuerdos de libre comercio de diversa índole que apuntan a consolidar esos lazos. El pleno aprovechamiento de la dinámica de comercio con inversión asiática supone que América Latina y el Caribe reoriente urgentemente sus relaciones con Asia-Pacífico de manera de mantener la exportación de productos básicos y producir manufacturas con mayor valor agregado y tecnológicamente más complejas para su exportación a ese mercado. En este sentido, la estrategia debería comprender i) la promoción de la participación de la región en las cadenas de suministro asiáticas para lograr un mayor valor agregado y un mayor contenido tecnológico en sus exportaciones, aún en el caso de los productos basados en recursos naturales y ii) el logro de relaciones comerciales más estrechas, que incluyan campañas conjuntas de promoción de exportaciones, alianzas comerciales entre empresas de ambas regiones y suscripción de acuerdos de libre comercio que permitan abordar los problemas de acceso a los mercados. Las empresas de América Latina y el Caribe deberían procurar la construcción de vínculos con empresas asiáticas exitosas e integrarse en las cadenas de suministro de sus unidades de producción y distribución, incluso las de manufacturas basadas en recursos naturales que actualmente se exportan a Asia-Pacífico. La necesidad de crear alianzas comerciales birregionales también se aplica a los países de Asia-Pacífico, que son protagonistas mundiales en el mercado de bienes con uso intensivo de tecnología y en sectores con uso intensivo de mano de obra, como el calzado, los textiles y la vestimenta y algunos segmentos de productos electrónicos, un área en que esa región compite directamente con las empresas de América del Norte, Europa y América Latina en el mercado de América Latina y el Caribe. La posición estratégica de Asia-Pacífico con respecto a otros proveedores indica que para asegurar una participación aún mayor en el mercado de América Latina y el Caribe, los países asiáticos necesitan fortalecer sus vínculos con las economías de esta última región mediante la construcción de alianzas y la promoción de diversos tipos de cooperación comercial mutuamente beneficiosos.


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Tabla de Contenido

APEC en la economía mundial .-- América Latina y el Caribe y Asia-Pacífico en la economía mundial .-- Vínculos comerciales y de inversión entre las regiones de América Latina y el Caribe y Asia-Pacífico .-- Integración de hecho (impulsada por el mercado) de y entre la región de América Latina y el Caribe y la de Asia-Pacífico .-- Integración de jure (impulsada por los gobiernos) en y entre América Latina y Asia Pacífico.

Resumen
Si bien las actividades comerciales y de inversión entre América Latina y el Caribe y Asia-Pacífico se han recuperado tras la crisis asiática y continúan expandiéndose, gracias, sobre todo, al gran incremento de las corrientes comerciales con China, los vínculos económicos birregionales en general siguen siendo débiles o reflejan una escasa diversificación del comercio. Para la mayoría de los países de América Latina y el Caribe, Asia-Pacífico aún es un mercado sin explotar, a pesar de su impresionante desempeño en áreas como el crecimiento, el comercio internacional, la inversión extranjera directa, la modernización tecnológica y la capacidad de innovar, y de las crecientes reservas internacionales que posee. La dinámica actual de la demanda agregada de los países de Asia-Pacífico, principalmente China, ofrece oportunidades sin precedentes a la región de América Latina y el Caribe en el ámbito productivo y exportador, tanto de productos básicos como de manufacturas y servicios. Las autoridades de América Latina y el Caribe deberían redoblar los esfuerzos para identificar y aprovechar las nuevas oportunidades y ampliar las potenciales complementariedades de sus países. En los últimos años se han llevado a cabo importantes análisis relativos a la naturaleza y el alcance de la cooperación entre las dos regiones, sin embargo, estas iniciativas no han logrado institucionalizar el diálogo político de alto nivel ni llevar a la práctica planes y programas dirigidos al fortalecimiento de los lazos económicos, políticos y culturales entre ambas regiones. No existe suficiente conciencia acerca de la importancia del comercio y la inversión birregional y han existido pocas estrategias coordinadas entre países o agrupaciones regionales tendientes a estrechar los vínculos comerciales y de inversión con Asia- Pacífico. El acercamiento de América Latina y el Caribe a esa región ha sido esporádico y poco sistemático, y se ha limitado a la conclusión de acuerdos bilaterales de libre comercio. Hasta hace poco, la integración regional de Asia-Pacífico se centraba en la prosperidad de sus corrientes comerciales intrarregionales, impulsadas por las complementariedades productivas y comerciales cada vez mayores de los sectores manufactureros de los diferentes países. El comercio intraindustrial (es decir la importación y exportación por parte de un país de productos similares, pero no idénticos) aumentó significativamente a medida que se explotaron de manera más eficiente las ventajas específicas de las cadenas productivas y de comercialización. Este proceso de integración de facto (impulsado por el mercado) en Asia-Pacífico se ve ahora reforzado por la integración de jure (impulsada por los gobiernos) y las intensas relaciones productivas y comerciales se complementan con acuerdos de libre comercio de diversa índole que apuntan a consolidar esos lazos. El pleno aprovechamiento de la dinámica de comercio con inversión asiática supone que América Latina y el Caribe reoriente urgentemente sus relaciones con Asia-Pacífico de manera de mantener la exportación de productos básicos y producir manufacturas con mayor valor agregado y tecnológicamente más complejas para su exportación a ese mercado. En este sentido, la estrategia debería comprender i) la promoción de la participación de la región en las cadenas de suministro asiáticas para lograr un mayor valor agregado y un mayor contenido tecnológico en sus exportaciones, aún en el caso de los productos basados en recursos naturales y ii) el logro de relaciones comerciales más estrechas, que incluyan campañas conjuntas de promoción de exportaciones, alianzas comerciales entre empresas de ambas regiones y suscripción de acuerdos de libre comercio que permitan abordar los problemas de acceso a los mercados. Las empresas de América Latina y el Caribe deberían procurar la construcción de vínculos con empresas asiáticas exitosas e integrarse en las cadenas de suministro de sus unidades de producción y distribución, incluso las de manufacturas basadas en recursos naturales que actualmente se exportan a Asia-Pacífico. La necesidad de crear alianzas comerciales birregionales también se aplica a los países de Asia-Pacífico, que son protagonistas mundiales en el mercado de bienes con uso intensivo de tecnología y en sectores con uso intensivo de mano de obra, como el calzado, los textiles y la vestimenta y algunos segmentos de productos electrónicos, un área en que esa región compite directamente con las empresas de América del Norte, Europa y América Latina en el mercado de América Latina y el Caribe. La posición estratégica de Asia-Pacífico con respecto a otros proveedores indica que para asegurar una participación aún mayor en el mercado de América Latina y el Caribe, los países asiáticos necesitan fortalecer sus vínculos con las economías de esta última región mediante la construcción de alianzas y la promoción de diversos tipos de cooperación comercial mutuamente beneficiosos.
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