Bernardo Subercaseaux, Jaime Londoño, Gracias a la vida. Violeta Parra, Testimonio. Buenos Aires, Editorial Galerna, 1976, 18 x 12, 139 p.

A los intelectuales de i zquierda se les presentó un difícil problema durante la presidencia de Salvador Allende en Chile. Por primera vez en la historia del país los partidos proletarios y populares estaban en el gobierno. Las tradicionales actitudes de oposición tenían que ser reemplazadas por otras. Los profesores universitarios, los escritores, los artistas se daban cuenta que había que hacer otras cosas, que la situación había cambiado. Pero, acostumbrados a enfrentar gobiernos reaccionarios o populistas, no encontraron los modos de acción adecuados a la nueva circunstancia. Muchos no hicieron nada. Se sintieron perdidos y el tiempo pasó sin que hubieran podido orientarse.

Este libro de Bernardo Subercaseaux es un ejemplo excepcional del caso contrario. Subercaseaux, integrando su quehacer de profesor universitario a los tiempos que se vivían en el Chile de Allende, se lanzó al estudio de la canción popular chilena. Con todo el rigor exigible en la Universidad, manteniendo lo que hay de valioso en esta institución, pero llenándola de vida, de audacia y de originalidad, comenzó a desarrollar un seminario sobre Violeta Parra. Producto de esa iniciativa e integración magnífica del trabajo universitario con los tiempos que se viven, es esta obra que ahora publica la Editorial Galerna.

Era difícil contar y estudiar a Violeta Parra. Mujer múltiple, genial, analfabeta y sabia, filósofa y primitiva, feísima y atractiva; cantante, compositora de canciones populares, recopiladora de folklore, pintora y tapicera, obrera y empresaria. Violeta era muchas cosas al mismo tiempo. Y lo era siempre en extremos que iban de lo sublime a lo picaresco.

Para dibujarnos esta mujer multiforme y caprichosa Bernardo Súber-