Colombia y Venezuela son dos países hermanos y vecinos, que comparten una extensa y dinámica frontera terrestre de más de dos mil kilómetros. Los dos países han estado hermanados históricamente, en especial, desde los años setenta del siglo XX, cuando decenas de miles de colombianos migraron a Venezuela, por motivaciones económicas. Este movimiento continuó en las décadas siguientes, aunque en buena medida por razones humanitarias, debido al extenso conflicto armado colombiano. Colombia tiene una larga tradición como país de emigrantes y se estima que cerca de 5 millones de personas, cerca del 10 % de sus habitantes, han salido del país para desarrollar sus proyectos migratorios, principalmente en Estados Unidos, España y Venezuela. Desde al año 2015, por primera vez en su historia republicana, Colombia se ha convertido en un país de acogida de inmigración. Debido a la crisis política y económica que padece Venezuela, desde el año 2016 se ha venido intensificando la migración de venezolanos, principalmente con destino a otros países latinoamericanos, en especial a Colombia. A medida que la crisis se ha profundizado y ha derivado en una crisis humanitaria compleja, millones de venezolanos se han visto forzados a migrar, en una proporción que nunca antes había ocurrido en su país, acostumbrado a recibir migrantes de diferentes partes del mundo.
Por lo tanto, se trata de una situación inédita para los dos países hermanos. En Colombia, por mucho tiempo, en especial en la época más dura de la guerra contra el narcotráfico y del conflicto armado, que tuvo en jaque al Estado y a las ciudades y mantuvo extensos territorios por fuera del control estatal, la imagen del país era la de un territorio peligroso y muchos gobiernos recomendaban a sus ciudadanos no visitar Colombia. Esta situación se ha mejorado, especialmente desde el fortalecimiento del Estado colombiano contra los alzados en armas y desde la firma de la paz con las FARC, la principal guerrilla, en el año 2016. Los colombianos se han ido acostumbrando a recibir turistas de manera creciente. Y ahora, también, a convivir con una numerosa comunidad de inmigrantes venezolanos.
Como en muchos lugares del mundo, han surgido discursos que instrumentalizan a los extranjeros como chivo expiatorio para justificar problemáticas sociales como el desempleo, la informalidad laboral, la prostitución y la inseguridad urbana. Estos discursos forman parte de una estrategia perversa de algunos grupos políticos que, además, se han vendido a sí mismos como la única solución para evitar que el país se convierta en otra Venezuela, país que además fue garante y facilitador de los diálogos de paz con la guerrilla de las FARC. Estos discursos siguen la lógica de los discursos de odio, que justifican la discriminación y la violencia.
En esta tesis doctoral se plantea como propósito analizar cómo ha sido la cobertura informativa de este fenómeno migratorio, por parte de la prensa colombiana, en concreto, de los dos periódicos de alcance nacional de mayor tradición: El Tiempo y El Espectador, durante el período comprendido entre 2016 y 2019.
La observación se hizo en las versiones digitales de estos dos medios. Los contenidos recopilados fueron sistematizados en NVivo, y analizados con un instrumento que previamente fue validado con un panel de expertos en dos fases. Estos resultados se contrastaron a través de consulta a expertos y del análisis documental de guías y manuales de referencia, elaborados por entidades internacionales.
Colombia and Venezuela are two neighboring countries, which share an extensive and dynamic land border of more than 2000 kilometers. The two countries have been historically twinned, especially since the 1970s, when tens of miles of Colombians migrated to Venezuela, for economic reasons. This movement continued in the following decades, for humanitarian reasons, due to the extensive Colombian armed conflict. Colombia has a long tradition as a country of emigrants and it is estimated that close to 5 million people, about 10% of its inhabitants, have left the country to carry out their migration projects, mainly in the United States, Spain and Venezuela.
Since 2015, Colombia has become an immigration host country, for the first time in its republican history. The migration of Venezuelans has been intensifying since 2016, due to the political and economic crisis of the country. Migrant prefer to go to other countries in the region, mainly to Colombia. Millions of Venezuelans have been forced to migrate because of the humanitarian crisis. This event has never occurred in their country before since Venezuela was a receiving country of people from different countries.
Therefore, this is a unique situation for the two countries. Colombia was seen as a dangerous country for a long time. The image of the country suffered in the worst period of the war against trafficking drugs and because of national armed conflict. In this time Colombian cities were sieged and their rural territories were outside of the governmental control. Many authorities recommended their citizens not to visit Colombia. This situation improved for the success against guerrillas and because the country signed the peace negotiation with the main guerrillas in 2016. International tourism has been increased and Colombia has hosted a large community of Venezuelan immigrants.
As in many parts of the world, speeches have emerged that use foreigners as a scapegoat to justify social problems such as unemployment, informal employment, prostitution, and urban insecurity. These speeches are part of a perverse strategy of some political groups that have sold themselves as the only solution to prevent the country from becoming another Venezuela, a country that was also guarantor and facilitator of the peace dialogues with the FARC guerilla. These speeches follow the logic of hate speech, which justifies discrimination and violence.
The purpose of this doctoral thesis is to analyze how the information coverage of this migratory phenomenon has been, by the Colombian press, specifically, of the two national newspapers with the longest tradition: El Tiempo and El Espectador, during the period between 2016 and 2019.
An observation exercise was done in the digital versions of these two media. The collected contents were systematized in NVivo and analyzed with an instrument that was previously validated with a panel of experts in two phases. These results were contrasted through consultation with experts and the documentary analysis of reference guides and manuals, prepared by international entities.