Usar la lengua en la escuela
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2008Publicado en:
Revista iberoamericana de educación. 2008, v. 46, enero-abril ; p. 37-54Resumen:
Se considera que la meta del proceso de aprendizaje de la lectura y de la escritura en un sentido amplio es la participación activa de los nuevos miembros en las prácticas letradas de su comunidad. Dada que lo que se busca es la pericia en determinadas prácticas, el mejor camino para alcanzarla es por medio de la inmersión en versiones auténticas de esas prácticas, en las cuáles el uso de la lengua y de los textos responden a propósitos que van más allá de la enseñanza de la lectura y la escritura. Una vez discutidas las evidencias empíricas que apoyan esta propuesta, se presentará un enfoque transversal de la lectura y la escritura. Según este enfoque, la formación de miembros activos, de la cultura escrita ha de realizarse no socialmente desde la clase de lengua sino desde otras disciplinas curriculares no lingüísticas. A diferencia de lo que sucede en el área de lengua, en la cuál hay que tratar de que se cree la necesidad para que tenga sentido introducir diversos tipos de texto, en las otras áreas curriculares se trata de crear los textos para responder a necesidades que ya existen. En las áreas no lingüísticas es dónde hay más posibilidades de utilizar con sentido textos auténticos con diversas finalidades. La propuesta de transversalidad ha encontrado escollos importantes para atender los requerimientos de diversidad y autenticidad de los textos, la interacción entre la lengua oral y escrita y el intercambio entre pares, entre ellos, el uso exclusivo de libros de texto, la dificultad de encarar en las aulas un trabajo diversificado y la fragmentación de responsabilidades. Estos escollos reflejan los cambios cruciales que esta propuesta implica y algunos aspectos de nuestra cultura escolar que convendría superar si se quiere formar lectores comprensivos y críticos, ciudadanos hábiles en el manejo de la información escrita.
Se considera que la meta del proceso de aprendizaje de la lectura y de la escritura en un sentido amplio es la participación activa de los nuevos miembros en las prácticas letradas de su comunidad. Dada que lo que se busca es la pericia en determinadas prácticas, el mejor camino para alcanzarla es por medio de la inmersión en versiones auténticas de esas prácticas, en las cuáles el uso de la lengua y de los textos responden a propósitos que van más allá de la enseñanza de la lectura y la escritura. Una vez discutidas las evidencias empíricas que apoyan esta propuesta, se presentará un enfoque transversal de la lectura y la escritura. Según este enfoque, la formación de miembros activos, de la cultura escrita ha de realizarse no socialmente desde la clase de lengua sino desde otras disciplinas curriculares no lingüísticas. A diferencia de lo que sucede en el área de lengua, en la cuál hay que tratar de que se cree la necesidad para que tenga sentido introducir diversos tipos de texto, en las otras áreas curriculares se trata de crear los textos para responder a necesidades que ya existen. En las áreas no lingüísticas es dónde hay más posibilidades de utilizar con sentido textos auténticos con diversas finalidades. La propuesta de transversalidad ha encontrado escollos importantes para atender los requerimientos de diversidad y autenticidad de los textos, la interacción entre la lengua oral y escrita y el intercambio entre pares, entre ellos, el uso exclusivo de libros de texto, la dificultad de encarar en las aulas un trabajo diversificado y la fragmentación de responsabilidades. Estos escollos reflejan los cambios cruciales que esta propuesta implica y algunos aspectos de nuestra cultura escolar que convendría superar si se quiere formar lectores comprensivos y críticos, ciudadanos hábiles en el manejo de la información escrita.
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