Dime para qué sirve y te diré qué es una imagen: Los usos de las imágenes y su incidencia en el conocimiento sobre las imágenes
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Kurażyńska, Dorota MaríaEditorial
Universidad de Granada
Director
Ramos Guadix, Juan CarlosDepartamento
Universidad de Granada. Programa de Doctorado en Historias y ArtesFecha
2023Fecha lectura
2023-04-12Referencia bibliográfica
Kurażyńska, Dorota María. Dime para qué sirve y te diré qué es una imagen: Los usos de las imágenes y su incidencia en el conocimiento sobre las imágenes. Granada: Universidad de Granada, 2023. [https://hdl.handle.net/10481/81982]
Patrocinador
Tesis Univ. Granada.; Escuela de Doctorado de Humanidades, ciencias Sociales y Jurídicas de la UGRResumen
Desde hace varias décadas se insiste en que vivimos en “la Era de las
imágenes”. Nunca antes en la historia los seres humanos han vivido
tan rodeados de imágenes. Es obvio que las imágenes nos importan, y
que, puesto que las imágenes nos importan, el conocimiento sobre las
imágenes es importante.
En efecto, el conocimiento sobre las imágenes es importante. Y esto
se constata por la creciente proliferación de publicaciones, seminarios,
congresos, etc. en torno a la cuestión de las imágenes emergida a
partir de la publicación, en 1960, del libro de Ernst Gombrich de Arte
e Ilusión. No obstante, entre los estudiosos del asunto más
comprometidos con la teorización sobre las imágenes, existe malestar.
La doctrina sobre las imágenes actualmente tenida por canónica
establece que las imágenes son una modalidad del signo. Pero este
enfoque genera insatisfacción, no sólo entre quienes piensan que esta
comprensión de las imágenes ignora o desatiende diversos —y a veces
muy importantes— usos de las imágenes, los propios promotores de
esta forma de ver las imágenes también se muestran descontentos con
ella. W. J. T. Mitchell, el promotor de lo que ha dado en llamarse
“Pictorial Turn”, y uno de los expertos internacionales actualmente
más reputados, inicia su libro Teoría de la imagen afirmando que
“Aunque tenemos miles de palabras sobre las imágenes, aún no
poseemos una teoría satisfactoria sobre ellas”, y declarando, a
continuación, que no cree que esto pueda mejorar. En este trabajo me ocupo únicamente de imágenes artificiales
deliberadamente producidas por las personas. Parto de la premisa
siguiente: en la medida en que estas imágenes son artefactos
producidos deliberadamente por las personas, estas imágenes son una
modalidad de artefacto–útil que, lo mismo que cualquier otro artefacto
útil producido por los seres humanos deliberadamente, es un
instrumento que ha sido concebido y producido con el propósito de
que sirva siendo empleado como un útil útil — es decir, como un
utensilio eficientemente servicial en el desempeño del empleo que le
ha sido encomendado. La idea es que cada imagen es un artefacto–útil
cuya razón de ser y cuya existencia vienen determinadas por la “causa
final” que lo ha generado1.
Este enfoque me permite prestar atención a usos de las imágenes con
los que todos estamos muy familiarizados: los que se sirven de ellas
empleándolas como obras de Arte, como medios de comunicación y
como fuentes de información. Pero también me permite reparar en la
existencia —hasta ahora prácticamente ignorada— de toda una
constelación de imágenes que conviven cotidianamente con nosotros,
a menudo sin que reparemos en que son imágenes. Imágenes tales
como los señuelos que reproducen el cuerpo de un pato o de un pez
usados por los cazadores y los pescadores, el muñeco y el camioncito
de juguete con los que juegan nuestros hijos, los caramelos que
replican perfectamente la forma y el aspecto de una piedra de río, las
prótesis dentales, los biberones, los aviones de papel, las pelucas, los
globos terráqueos, los modelos anatómicos usados para mostrar los
órganos del cuerpo humano, los “huevos falsos” usados para estimular
la puesta de las aves domésticas”, los “crash test dummies”, los robots
antropomorfos o zoomorfos (muchos de ellos provistos de Inteligencia
Artificial) que, cada vez más, nos asisten ayudándonos como
mascotas, haciendo las veces de perro-guía para invidentes (como
Tefi, el perro robótico fabricado por el CSIC), como “compañeros”,
etc.
Partiendo de esta premisa, la hipótesis que sustenta este trabajo es la
siguiente: el estudio de las imágenes que las considera como una
modalidad de artefacto–útil permitirá reparar tanto en formas de
emplear las imágenes como en modalidades de imágenes normalmente
desatendidas o ignoradas; también podrá dar cuenta de ellas (de todas
las imágenes y de todas las formas de emplearlas) describiéndolas y
explicándolas de una forma inasequible para la doctrina de las
imágenes que asume que las imágenes son una modalidad de signo. La
comprensión de las imágenes aquí propuesta, que las considera como
una modalidad de artefacto–útil, permitirá —ésta es la hipótesis de la cual se parte, y también el objetivo de este trabajo— sacar al
conocimiento sobre las imágenes actualmente tenido por canónico del
impase en el que actualmente se encuentra, contribuyendo al
desarrollo —éste es el propósito de esta investigación— de un
entendimiento del asunto mucho más amplio y con una orientación
bastante más empírica (y fácticamente aplicable) hacia las cosas que
suceden con las imágenes que, cada vez más, y cada vez en formas
más anonadantes, conviven con nosotros.
En este trabajo se da cuenta del actual Status Quaestionis del
conocimiento sobre las imágenes; se plantean y argumentan algunas
cuestiones metodológicas — la especificación del “objeto de estudio”
de esta investigación, la de la noción de “artefacto–útil”, la de la
distinción entre imágenes que son empleadas en usos que tienen lugar
in mente e imágenes que son empleadas en usos que tienen lugar in
mundum, etc. Finalmente, tomando como referencia el entendimiento
obtenido a partir de la amplia selección de “estudios de caso”
analizada, se exponen las conclusiones, dándose por validada la
hipótesis propuesta para esta investigación y por razonablemente
alcanzado el objetivo de este trabajo.
De entre el vastísimo repertorio de autores estudiados, destacaré
únicamente los tres que, de alguna manera, constituyen los polos entre
los que se sitúa este trabajo: W.J.T. Mitchell, Jacques Aumont y Ernst
H. Gombrich. Images”. Never before in history have human beings lived in an
environment so surrounded by images.
Indeed, knowledge of images is important. And this is evidenced by
the increasing proliferation of publications, seminars, conferences, etc.
on the subject of images that has emerged since the publication, in
1960, of Ernst H. Gombrich's book Art and Illusion. However, there is
a certain uneasiness among those academics who are most committed
to theorizing on images. The current canonical doctrine on images states that images are a modality of the sign. But this approach
generates a feeling of dissatisfaction, not only among those who think
that this understanding of images ignores or neglects various – and
sometimes highly important – uses of images, but also among the very
advocates of this way of looking at images.
W. J. T. Mitchell, the proponent of what has come to be called the
“Pictorial Turn”, and arguably one of today's foremost international
experts, begins his book Image Theory by stating that, “Although we
have thousands of words about pictures, we do not yet have a
satisfactory theory of them”, and goes on to state that he does not
believe that this can be remedied.
In this paper I only deal with artificial images deliberately created by
people. I start from the following premise: insofar as images are
artifacts deliberately made by people, images are a modality of
artifact-utensil that, just like any other useful artifact purposely
produced by humans, is an instrument that has been conceived and
produced for the purpose of being used and employed as a useful
utensil (“útil útil”). The idea is that every image is an artifact-utensil
whose raison d'être and existence are determined by the “final cause”
that has created it.
This approach allows me to focus on uses of images with which we
are all highly familiar: those that make use of them as works of Art, as
means of communication and as sources of information. But it also
allows me to point out the existence —until now practically ignored—
of a whole constellation of images that coexist with us on a daily
basis, often without us noticing that they are images. Images such as
decoys used by hunters and fishermen that mimic a duck or a fish,
dolls and toy trucks our children play with, candies that are perfect
copies of a river pebble, dental prosthesis, baby bottles, paper
airplanes, wigs, globes, anatomical models used to show the organs of
the human body, “fake eggs” used to stimulate domestic birds to lay,
“crash test dummies”, and anthropomorphic or zoomorphic robots
(many of them equipped with Artificial Intelligence) that increasingly
assist us by being our pets, acting as seeing-eye dogs (such as Tefi, the
robotic dog manufactured by the CSIC), as “companions”, etc.
Taking this premise as a starting point, the hypothesis supporting this
work is the following: the study of images that considers them as a
modality of artifact-utensil will make it possible to reconsider both
forms of using images, and modalities of images, that are normally
neglected or ignored; it will also be able to account for them (all
images and all forms of their use) by describing and explaining them
in a way that is unattainable for the doctrine of images that assumes
that images are a form of sign. The understanding of images proposed
here, which considers them as a form of artifact-utensil, will allow — and this is the hypothesis from which this paper starts, as well as the
objective of this work— the knowledge of images currently
considered canonical to be freed from the impasse in which it
currently finds itself, contributing to the development – the purpose
of this research – of a much broader understanding of the subject and
with a much more empirical (and factually applicable) orientation
towards the things that happen with the images that, and in more and
more anonadant forms, coexist alongside us.
In this paper, an account is given of the current Status Quaestionis
concerning knowledge of images; some methodological issues are
raised and discussed: the definition of the “object of study” of this
research, that of the notion of “artifact-utensil”, that of the distinction
between images employed in uses that take place in mente and images
employed in uses that take place in mundum, and so on. Finally, on the
basis of the understanding gained from the wide selection of “case
studies” analyzed, the conclusions are outlined, the hypothesis
proposed for this research is considered validated and the objective of
this work reasonably achieved.
From the enormous range of authors studied, I will highlight only the
three who, in some way, constitute the poles between which this work
is situated: W.J.T. Mitchell, Jacques Aumont and Ernst H. Gombrich